Como podemos encontrar en el libro de Francisco Cabello
Santa María, sobre sexualidad y discapacidad física, hasta hace muy pocos años
la sexualidad de personas discapacitadas estaba relegada en un enorme cajón que
los sexólogos denominan… “Mitos sexuales”.
Según Chipouras (citado por Delfín, 1994), los mitos sobre
la sexualidad de las personas con necesidades físicas especiales son:
·
Los minusválidos son asexuales.
·
Los minusválidos dependen de los demás y son
como niños por lo que necesitan que se les proteja.
·
La incapacidad física genera incapacidad sexual.
·
Los minusválidos deberían hacer su vida y
casarse con personas como ellos.
·
Los padres de los niños minusválidos no quieren
educarlos.
·
Es esencial que para la satisfacción sexual que
el coito termine enorgasmo.
·
Si un minusválido tiene un problema sexual casi
siempre es resultado de su padecimiento.
·
Si una persona normal se relaciona con un
minusválido es porque el primero no es atractivo para nadie.
Evidentemente , quien considere que sexualidad es igual a
genitalidad, difícilmente puede imaginar que algunas personas personas con
necesidades físicas especiales tienen una sexualidad plenamente satisfactoria.
De hecho, se entiende por discapacidad física la
imposibilidad de realizar algunas actividades a causa de una lesión organical
al mismo tiempo se puede definir la sexualidad como aquella dimensión inherente
a la persona que sirve para la reproducción, la comunicación y el placer. Como
comunicarse y obtener placer son posibilidades superiores donde lo cognitivo y
afectivo resulta mas importante que lo estrictamente físico, no parece en
principio, que cualquier persona con necesidades físicas especiales tenga que
rehusar a comunicarse o percibir sensaciones placenteras en relación a la
sexualidad.
Un estudio reciente (Kennedy, 1990) donde se compara la
respuesta sexual de los lesionados medulares y no lesionados, frente a las
películas y textos eróticos, demuestra
que si bien la respuesta genital es distinta dependiendo del nivel medular de
la lesión, los autoregistros que tratan de medir la activación subjetiva de cada sujeto son
similares en ambos grupos.
No obstante, poca atención se le ha prestado hasta ahora a
la sexualidad de los hombres con minusvalías, y aun menos, a la mujeres con
idéntico problema- aparte del denostado machismo, las mujeres solo suponen un
20% del total de lesionados medulares, discapacidad mas frecuente en la
actualidad (Martinez y Brackett,1994)-Para comprobarlo solo hay que
repasar bibliografía anterior a diez
años y encontraremos exhaustivos tratados sobre las características de las
distintas lesiones, donde la sexualidad brilla por su ausencia. Podemos
localizar algo sobre las posibles interferencias de la patología lesional en la
reproducción , pero nada o casi nada sobre otros aspectos de la sexualidad
(comunicación y placer).
Afortunadamente, en la década de los ochenta surge de
repente un mayore interés por el tema, de tal forma, que sólo en 1980 se
organizan ocho reuniones científicas internacionales para tratar el asunto
(Waynberg,1982).
Lo cierto es tal vez, que por el reconocimiento actual de la
sexualidad como un derecho natural, por las propias reivindicaciones de personas
con necesidades físicas especiales organizadas, por la alta incidencia (1000
nuevos casos anuales de lesionados medulares en España según Curcoll y Vidal, 1992), y/o en parte, debido
a un creciente interés profesioanl, hemos llegado a considerar los siguientes
derechos sexuales de las personas con necesidades físicas especiales (Chigier,
1972, 1995):
·
Derecho a recibir información sobre sexualidad.
·
Derecho a recibir educación sexual.
·
Derecho a expresarse sexualmente.
·
Derecho a la maternidad/paternidad.
·
Derecho a
tener acceso a servicios de ayuda.
Sin embargo, todavía
en Noviembre de 1989, se publicaba un trabajo de H. Aars sobre calidad de
vida de los afectados por esclerosis multiple, dónde se explicita que la
mayoría de los pacientes se quejan del escaso asesoramiento a nivel sexual que
reciben, pese que a que del 71 al 91% de
los hombres y del 56 al 72% de las mujeres, los trastornos sexuales constituyen
uno de los síntomas fundamentales (Dupont, 1995).
En este sentido, Tepper (1992) observa que sólo un 45% de
lesionados medulares reciben información sobre sexualidad, de los cuales,
escasemente al 48% le resulta suficiente la atención recibida. La probabilidad
de no recibir información sexual, es dos veces mayor si se trata de mujeres.
Afortunadamente, hemos ido avanzando en este terreno. Desde
la fundación en 1944 del primer centro para lesionados medulares a cargo
de Sir Ludwing Guttman, hasta nuestos
días, ha llovido bastante. En la actualidad, la mayoría de los centros donde se
atiende a lesionados medulares, cuentan con equipos multidisciplinares para el
abordaje de la sexualidad.
Por desgracia, menos atención sexológica reciben las
personas afectadas de otras patologías neurológicas (parálisis cerebral,
distrofia muscular, ect) que también lo necesitan.
Será fundamental, por tanto, que los responsables sanitarios
tomen conciencia de la impotancia de la universalización de la atención sexual a todas las personas
con necesidades físicas especiales, que constituyen un 7% de la población
mundial, según datos de la OMS (Delfín, 1994).
AMOR SOBRE RUEDAS
Como podemos ver en el siguiente vídeo, actualmente las personas con discapacidad pueden tener una vida sexual normal con su pareja, sin sentirse excluidos.
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